Cecilia Augusta de Baden (Cäcilie von Baden) posteriormente conocida como Olga Feodorovna (О́льга Фёдоровна) nació con título de princesa el 20 de septiembre de 1839 en Karlsruhe, en el Gran Ducado de Baden. Fue la última de todos los hijos de Sofia Guillermina de Suecia y Leopoldo I de Baden. Cecilia creció en un entorno de estrictos protocolos y desde pequeña recibió una rigurosa educación para desempeñar un papel fundamental dentro de la sociedad. fue considerada una mujer muy culta dotada de una fuerte personalidad. Durante la turbulenta época revolucionaria de 1848 a 1849, la familia del Gran Ducado se vio obligada a abandonar Karlsruhe y refugiarse en Coblenza por un tiempo.
En 1852, la joven Cecilia, de tan solo doce años de edad, sufrió la pérdida de su padre. A la edad de 17 años, contrajo matrimonio con el Gran Duque Miguel Nikoláyevich de Rusia. La boda tuvo lugar el 28 de agosto de 1857 en la Capilla del Palacio de Invierno, en San Petersburgo. Desde ese entonces, a petición de su mismo esposo, adoptó el nombre de Olga Feodorovna y se convirtió a la fe ortodoxa. La pareja estableció su hogar principal en el Nuevo Palacio Mijailovsky de San Petersburgo, una majestuosa obra arquitectónica construida especialmente para ellos, y a lo largo de su matrimonio tuvieron la cantidad de siete hijos (Nicolás, Anastasia, Miguel, Jorge, Alejandro, Sergio y Alexis). En otoño de1860, tras una visita con su esposo a Inglaterra, la pareja tuvo un memorable encuentro con la gran Reina Victoria. Al poco tiempo después, La monarca, en una carta dirigida a su hija mayor, describió a Cecilia como una mujer agradable, alegre e inteligente. En 1862, su esposo fue nombrado Virrey en el Cáucaso, por lo tanto, Cecilia, que para ese entonces ya era conocida formalmente como la Gran duquesa Olga, se mudó junto a su familia a la ciudad de Tiflis. En ese momento, la pareja ya habían procreado a tres hijos (Nicolás, Anastasia, Miguel) y otros cuatros nacieron en su nuevo hogar, (Jorge, Alejandro, Sergio y Alexis).
A lo largo de casi 20 años, la familia residió en el Cáucaso, cumpliendo con sus deberes oficiales mientras apoyaban la implementación de las reformas liberales de Alejandro II en la región. Como esposa del virrey, gran parte de su deber consistía en participar en actos oficiales. Sin ostentar algún cargo gubernamental, Olga se enfocó a apoyar numerosas organizaciones benéficas y de caridad, especialmente todas aquellas relacionadas a la educación de la mujer. En 1864, utilizando gran parte de sus propios fondos personales, la gran duquesa organizó una escuela de mujeres en Tiflis. Además, colaboró para fundar la primera escuela para niñas de Osetia, y posteriormente, se convirtió en la patrona de un hospital nombrado Santa Olga en Piatigorsk. Con el asesinato del zar Alejandro II en 1881, la gobernación del Cáucaso llegó a su fin. Sin embargo, Con el reinado del nuevo zar, Alejandro III , el gran duque Miguel Nikolayevich fue designado como presidente del Consejo Imperial, y por ende, Olga y su familia tuvieron que regresar a San Petersburgo de manera permanente. Su estancia en San Petersburgo no era del todo buena, a causa de que no era bien aceptada por miembros de la misma Familia, constantemente era blanco de burlas por los rumores que circulaban sobre su supuesta ascendencia judía, no obstante, gracias a su personalidad fuerte y decidida, dichos comentarios no afectaban en absoluto su vida.
Las causas exactas de su muerte no siempre han sido del todo claras, pero se especula que pudo haber sido debido a una enfermedad prolongada, posiblemente relacionada con alguna complicación de salud subyacente. En febrero de 1891, su hijo, el Gran Duque Miguel, decidió contraer matrimonio morganático con la condesa Sofía de Merenberg, la unió al considerarse morganático e ilegal respecto a las leyes de la casa imperia rusa, a su hijo le fueron retirados todos sus cargos oficiales y se le prohibió regresar a su país por el resto de su vida. Se cuenta que Olga, tras recibir la noticia sobre la situación de su hijo, su salud se vio seriamente afectada. El nueve de abril, por recomendaciones médicas, La gran Duquesa emprendió un viaje hacia su finca en Crimea en busca de reposo y calma para su eventual recuperación. Sin embargo, mientras el tren atravesaba la ciudad de Járkov, Olga sufrió un ataque al corazón, y ante la gravedad de la situación, el tren se vio obligado a regresar a la estación de Járkov donde fue atendida en su compartimiento por varios médicos. Después fue trasladada a la sala de espera de la estación donde murió a los cincuenta y años, el doce de abril de mil ochocientos noventa y uno, sus restos fueron sepultados en la catedral de san Pedro y san Pablo, en San Petersburgo.
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